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A la hora de contratar un servicio con un cliente, es sobradamente recomendable realizar un contrato donde queden bien claras todas las cláusulas. Por el bien del cliente y del nuestro propio.

Deja bien claro tiempos de realización, forma de pago, derecho de incluir créditos, etc.. Y sobre todo, antes de dárselo a firmar revisa bien que no te dejas nada en el tintero. Ponte en el lugar del cliente, lo que tú quisieras que contenga ese contrato, y ponte en tu lugar, las cosas que tú necesitas tener cubiertas. Procura no dejar ninguna laguna; porque lo que no quede escrito no tendrá demasiada validez.

Por poner un ejemplo, cito un caso donde se firmó dos propuestas webs para un mismo cliente, aunque para distintas empresas. En dicha propuesta, se intentó dar al cliente la mayor información de los servicios que contrataba, intentando explicarlo al máximo.

También se especificaba un plazo de entrega de 30 días a partir de la entrega de toda la documentación por parte del cliente, especificando que la demora tanto en el inicio de trabajos como de recepción de documentación, provocará también el retraso en los tiempos de entrega determinados.

Se hablaba claramente de una determinada forma de pago. Y también, unas condiciones generales como:

Aparentemente, todo quedaba muy claro; pero no tan deprisa. Por ejemplo, en la propuesta, no se especificaba nada de los créditos (poner en la página del cliente una referencia a nuestra empresa, con un texto como "web realizada por..."). Sí se habló de ello con el cliente, pero no se puso por escrito. Ello ocasionó que en la primera web el cliente no quisiera incluir los créditos, alegando que en el contrato no se decía nada al respecto.

Se especificaba que el cliente suministraría la información precisa para la ejecución del proyecto, dentro de los tiempos especificados para el cumplimiento del tiempo estipulado. Pero se olvidó mencionar que tenía un plazo de x días para entregar el material. Por lo que a fecha de hoy y después de dos años, el material para la segunda web todavía no ha sido entregado. La primera web encargada por este cliente se ha terminado hace escasos días (teniendo todavía una parte en construcción), pero todo el desarrollo ha provocado muchos dolores de cabeza, debido a cambios que el cliente ha solicitado en la forma de planteamiento de la web. Estos cambios, que ampliaban sensiblemente el trabajo presupuestado inicialmente, el cliente deseaba que se hicieran por el importe estipulado en un principio (pasando de una web corporativa, a un web catálogo).

Todo el retraso en la entrega de documentación por parte del cliente ha significado pérdidas económicas, entre otras cosas, porque los precios varían de un año a otro.

Incluso el cliente pretendió anular una de las webs, que ya se había comenzado a desarrollar, aunque faltaba incorporar la documentación porque no se había recibido. Pretendía que el dinero entregado hasta la fecha fuera destinado al desarrollo de otra web totalmente distinta y facturando a nombres diferentes.

En conclusión, deja todo en tu propuesta atado y bien atado. Te evitarás muchos dolores de cabeza.

P. Molina

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